miércoles, 8 de septiembre de 2010

Hallazgo insolito

Hallaron los restos del caudillo Facundo Quiroga
El ataúd estaba dentro de una pared del cementerio de La Recoleta, en posición vertical. Usaron un dispositivo electrónico para encontrarlo.
El misterio del paradero de los restos de Facundo Quiroga fue develado por un grupo de antropólogos, arqueólogos e historiadores, que encontró su ataúd dentro de una pared del cementerio porteño de La Recoleta, se anunció ayer oficialmente.
El ataúd fue descubierto mediante un dispositivo electrónico, en posición vertical, como indicaba la leyenda popular, empotrado en una pared de la bóveda familiar, bajo tierra, informó el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", a cargo de este emprendimiento que comenzó en el 2004.
El organismo, que depende de la Presidencia de la Nación, señaló que el equipo, encabezado por el historiador Jorge Alfonsín, logró "resolver el misterio del inhallable ataúd y el paradero de los restos de Facundo Quiroga", el máximo caudillo y prócer riojano y figura descollante del movimiento federal.
El director de Relaciones Institucionales del Instituto, Eduardo Cattaneo, dijo ayer que "se sabía que el cadáver estaba en La Recoleta, a donde fue llevado, se cree, por pedido de Rosas".
"Al cuerpo de Facundo lo trajeron en la misma carreta en que murió, pero después se pierde el rastro, también desapareció la carreta y comenzaron a correr numerosas versiones", añadió.
Una de las más creíbles, dijo, es la que sostiene que "estuvo un tiempo en la iglesia de San José de Flores", y que "el cadáver se encontraba de pie y con una espada, para luchar contra la muerte".
"Se sabía que el cadáver había sido traído a La Recoleta y que estaba en la bóveda familiar", agregó Cattaneo, quien explicó que se lo había ocultado "presuntamente para preservarlo de enemigos, ya que había muchas amenazas de que lo iban a exhumar y quemar los restos".
Cuando el Instituto decidió emprender la investigación y búsqueda del cuerpo de Facundo, primero se realizó un trabajo bibliográfico, luego "se pidió permiso a la familia y se empezó a estudiar qué cadáveres había y su procedencia", siguió el funcionario.
La Comisión Nacional de Energía Atómica aportó al proyecto un aparato que funciona como un ecógrafo, que mide y registra los huecos a través de los muros.
Ese dispositivo detectó un hueco grande en una pared subterránea, detrás de tres catres con cajones, los que fueron retirados para hacer un agujero con una mecha gruesa que permitió ver algo metálico, que luego se comprobó que era un ataúd en forma vertical, como señalaba la leyenda que estaba el de Facundo.
"El ataúd fue encontrado en el 2004 y recientemente se pudo comprobar que el cuerpo era el de Facundo Quiroga y ahora hacemos el anuncio", precisó Cattaneo. El proyecto fue elaborado por el historiador Jorge Alfonsín, mientras el equipo de arqueólogos, antropólogos e historiadores fue dirigido por Juan Carlos Denovi, secretario general del Instituto, que preside Alberto Gelly Cantilo.
Quiroga nació en 1778, en la localidad de San Antonio, del departamento riojano de Los Llanos, y murió asesinado en 1834 en Barranca Yaco, Córdoba.
Según Cattaneo, el hallazgo de los restos también permitirá saber con precisión datos históricos, como las circunstancias de su muerte, que la historia oficial adjudica a una emboscada en Barranca Yaco, mientras viajaba en una carreta a Buenos Aires, a manos de sicarios de los hermanos Reynafé, comandados por Santos Pérez.
Una versión de la historia popular señala que "El Tigre" fue baleado mientras se encontraba en la cama con una de sus amantes, lo que no es descartado por historiadores del Instituto, quienes señalan que tras ese episodio pudo haber llegado herido a Barranca Yaco, y morir allí en la carreta mencionada.
Otra versión indica que Quiroga fue emboscado en Barranca Yaco, donde recibió un balazo en el ojo izquierdo que lo mató instantáneamente, y que como pago Santos Pérez fue designado por los hermanos Reynafé como intendente de la localidad serrana de Villa Tulumba, a pocos kilómetros del lugar de la emboscada.

Facundo Quiroga y sus Montoneros

El tigre de los llanos es el auténtico patriarca de la federación, como capitán de las milicias interviene con su ejercito de gauchos en algunos conflictos locales, despertando la admiración y el respeto por sus hazañas y actos de heroísmo en defensa del suelo patrio.

Año 1825
Rivadavia envía al General Gregorio Aráoz de Lamadrid con un ejército para que presione a Quiroga a que entregue las minas de oro y plata de Famatina que estaban bajo su custodia porque las mismas deberían ser entregadas para su explotación a un grupo de técnicos venidos de Inglaterra, conforme a un acuerdo que Rivadavia firmó en un viaje que realizó a Londres. La única respuesta que obtuvo por parte de Quiroga fue: ¡prefiero morir frente a mis hombres o barrer al enemigo de la patria, y Rivadavia es el enemigo de la patria!. De esta forma se desató la guerra en contra de su voluntad, Quiroga defendía la libertad de su provincia al defender la causa del federalismo en defensa de las fuentes de trabajo y de una Constitución Federal.

Año 1826
Facundo parte con sus montoneros hacia el norte para enfrentarse con Lamadrid. Que disponía de un gran ejército y estaba confiado de que su sola presencia harían intimidar al mejor de los valientes, pero se equivocó, se enfrentó al "Tigre de los Llanos", al hombre que a los gritos decía Vencer o Morir", y en la batalla del Tala cerca de Tucumán, los montoneros riojanos en un combate violento y lleno de actos de heroísmo, vencieron a las tropas unitarias, el propio Lamadrid quedó gravemente herido.

Año 1827
Rivadavia en su último intento por derrotar a Quiroga, envía nuevamente a Lamadrid para que lo ataque, y en la batalla de Rincón, se produce un feroz enfrentamiento, donde las montoneras de Facundo vuelven a vencer, provocando de esta forma la destrucción del plan unitario y la caída y renuncia de Rivadavia.
Facundo y sus montoneros vuelven victoriosos a La Rioja, ha llegado a uno de sus grandes momentos nacionales, se ha convertido en el jefe virtual del partido federal, y su influencia es decisiva en todas las provincias.
Juan Manuel de Rosas, por ese entonces es todavía un oscuro estanciero bonaerense.

Año 1828
El 01 de Diciembre de 1828, asume el general unitario Juan Lavalle, y ordena el fusilamiento del coronel federal Don Manuel Dorrego, ocurrido el día 13 de Diciembre de 1828 a las 15:15 horas en Navarro provincia de Buenos Aires.
Facundo Quiroga en nombre de la causa federal le declaró la guerra.

Año 1829
Asume Juan Manuel de Rosas, que ha llegado al poder apoyado por todas las clases sociales y por una imperiosa necesidad de orden y paz.
Los restos del Coronel Manuel Dorrego fueron traídos desde Navarro al cementerio de la Recoleta, en donde Rosas lee una de las mas bellas oraciones fúnebres que pasó a la historia y dijo: "...Dorrego, victima ilustre de las disensiones civiles, descansa en paz! La Patria, el honor y la religión han sido satisfechos hoy, al tributarse estos últimos honores en la memoria de quien ha sido sentenciado a morir en el silencio de las leyes, que la mancha más negra de la historia de los argentinos ha sido ya lavada por las lágrimas de un pueblo justo, agradecido y sensible", y agrega: "Vuestra tumba rodeada en estos momentos de los representantes de la provincia, de la magistratura, de los venerables sacerdotes, de los guerreros de la independencia y de vuestros compatriotas dolientes, forma el monumento glorioso que el gobierno de Buenos Aires os ha consagrado ante el mundo civilizado, monumento que advertirá hasta las últimas generaciones, que el pueblo porteño no ha sido cómplice en vuestro infortunio".
Rosas lee sus postreras palabras "Allá ante el eterno árbitro del mundo donde la justicia domina, vuestras acciones han sido ya juzgadas, lo serán también las de vuestros jefes, y la inocencia y el crimen no serán confundi-dos...¡Descansa en paz entre los justos!"

Año 1830
El general unitario José Maria Paz, gobernaba Córdoba y disponía de un gran ejército, compuesto por los mejores soldados que habían combatido en la guerra contra el Brasil, envió sus tropas a derrocar a las autoridades de las provincias vecinas, llegando a dominar a nueve estados, y era eviden-te que su intención final era invadir la provincia de Buenos Aires.

Año 1831
Facundo Quiroga esta en Buenos Aires, y su genio previsor le decía que la causa del partido federal estaba en peligro, dado el poder militar que tenía Paz, por lo tanto le solicitó a Rosas le facilite una partida de los colorados del monte para presentar batalla, Rosas le negó este pedido ¿Sería tal vez para no dejar indefensa la ciudad? ¿ o tal vez por desconfianza, en la creencia de que Paz era imbatible?. Facundo insiste nuevamente, y Rosas accedió solamente darle trescientos forajidos sacados de las prisiones, sin disciplina ni espíritu militar, y con ellos se fue de Buenos Aires El Tigre De Los Llanos, montado en su fiel caballo moro a las provincias de cuyo, allá se iba el quijote gaucho que gritaba "nada me vencerá", atravesando los campos solitarios de La Pampa, exponiéndose al hambre y la sed, con el único fin, con el único afán, y con el único deseo ferviente de presentar batalla y vencer al ejercito de Paz. La misión que llevaba era recuperar todas las provincias en manos unitarias, la consigna ¡vencer todos o morir todos por la patria! ...

Año 1834
Facundo Quiroga finaliza su campaña con total éxito, el ejército de Paz fue derrotado ampliamente, conquistó nuevamente el dominio de Mendoza, San Juan, San Luis, Tucumán, La Rioja, y sus aliados Santiago del Estero y Córdoba, dueño de casi toda la República, había vuelto a Buenos Aires con un prestigio y un poder inmenso al solo efecto de plantearle a Rosas que el país estaba pacificado, y había llegado el momento de convocar a un congreso de todas las provincias para que impulsen la sanción de una Constitución federal para la Argentina, partiendo de la base de la unión de las provincias en un proyecto común, por el cual se establecería la forma republicana y federal de gobierno, que seria años más tarde la base de nuestra Constitución nacional.
Juan Manuel de Rosas tenía otra postura, dos días después de que Facundo Quiroga emprendiera el viaje hacia el norte en una misión encomendada por el gobierno de Buenos Aires para mediar en un conflicto entre Salta y Tucumán, Quiroga en el viaje recibe una carta en-viada por Rosas de fecha 20 de Diciembre de 1834, y que se constituye en uno de los docu-mentos mas importantes para la historia política del País, porque permite comprender con exactitud la posición de Rosas al respecto, y dice textualmente Rosas "que aun no era el momento oportuno para organizar el país bajo una constitución, y que hay que dejar al tiempo facilitar una evolución natural de los hechos."
Facundo Quiroga llevaba esta carta bajo su chaqueta dentro de su camisa el día del crimen de Barranca Yaco, y apareció tiempo después manchado con la sangre del tigre riojano, y en buen estado de conservación.
Facundo Quiroga, fue un valiente guerrero y un demócrata por naturaleza, jamás en su espíritu existió el ánimo de perpetuarse en el poder, ni apoyar ninguna tiranía, incluso nunca tuvo cargos públicos porque rechazó todos los ofrecimientos que le habían formulado, su lucha siempre estuvo orientada contra los enemigos de la patria, a los cuales los venció a todos "en los campos de batalla y no desde un escritorio."
El genio de Facundo Quiroga y no el de Rosas, fue el verdadero vencedor de la anarquía, si tenemos en cuenta que había partido de Buenos Aires tan solo con trescientos forajidos, atravesando desiertos y montañas, triunfando siempre y libertando provincias terminando con el gran ejército unitario y estableciendo la paz en la República ¡ Suya fue la gloria!...
Facundo Quiroga fue un idealista puro y estoico, era como el árbol que tiene raíz, y no como aquellos políticos histriones que son como los camalotes que flotan en el río –van donde la corriente los lleva- "esa es la diferencia entre un idealista valiente y un hipócrita."

Otros datos de Facundo Quiroga

Juan Facundo Quiroga fue un militar excepcionalmente valiente, decidido y capaz, cuya mayor desgracia fue medirse dos veces con el único general que era superior a él. Se fue haciendo progresivamente más cruel, empujado por la crueldad de sus enemigos — especialmente de Lamadrid — y por la frustración de la derrota. Aprovechaba estratégicamente el terror que su imagen creaba a su alrededor, aunque esa imagen era más ficticia que real.
Como político, era un federal convencido que defendió la autonomía de su provincia y de sus provincias vecinas, pero que nunca se decidió a luchar por la organización constitucional del país. Al final de su vida cayó envuelto en confusas luchas por el poder a nivel nacional, rodeado de conspiraciones que él había contribuido a crear.
La leyenda terrible de Facundo comenzó con el libro de Domingo Faustino Sarmiento, "Civilización i Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga" — editado en 1845 en Santiago de Chile — más conocido como "Facundo: Civilización y Barbarie". Era un panfleto político lleno de inexactitudes, en que el autor atacaba al dictador Rosas a través de quien había sido su aliado. Por otro lado, su objetivo era demostrar la tesis de que las luchas civiles argentinas dirimían un conflicto entre la civilización y la barbarie, y ajustó su relato a ese objetivo. Posteriormente, demasiados historiadores y difusores de historia se tomaron en serio el testimonio de Sarmiento. Y sobre esa base se creó una verdadera "leyenda negra" sobre los federales, en que unitarios resultan siempre los buenos, mientras que los federales simbolizan la arbitrariedad, la violencia y la tiranía.
En respuesta a esa leyenda negra, durante el siglo XX, los historiadores revisionistas crearon otra de tendencia opuesta, en la cual Facundo Quiroga era cruel sólo por necesidad.
Los escritos de Quiroga resultan muy interesantes. Poseía un estilo elegante y directo; y, como demuestra el final de la carta a Lamadrid arriba citada, evitaba las formalidades inútiles, algo muy raro en su época.
Otra curiosidad suya era el conocimiento que tenía de La Biblia, de la cual lograba citar de memoria páginas enteras.
La rivalidad entre López y Quiroga tuvo visos muy singulares: Quiroga poseía un caballo negro predilecto llamado "El Moro", del cual se decía que adivinaba si vencería o no en la batalla. En cierta ocasión, "El Moro" — del cual se había apropiado Lamadrid — fue encontrado en Córdoba por hombres de Estanislao López, quien se apropió del animal. Quiroga elevó enérgicas protestas y amenazó con una guerra abierta a López. Rosas medió entre ambos, aunque nunca se logró la devolución del caballo. Aprovechando la situación, López afrentó nuevamente a Quiroga, diciéndole que "El Moro" era un "matungo", un caballo de poco valor.

El mediador

A fines de 1834 estalló una guerra civil entre las provincias de Salta y Tucumán, cuyos gobernadores, Pablo Latorre y Alejandro Heredia, se habían enemistado por la autonomía de la provincia de Jujuy. El gobernador Manuel Vicente Maza envió a mediar al general Quiroga, con instrucciones especialmente escritas para él por Rosas, que lo acompañó un tramo del viaje.
En el viaje de ida, varios amigos le avisaron que los Reinafé querían matarlo; pero desoyó los avisos y siguió camino sin problemas. Al llegar a Santiago del Estero se enteró de que la guerra civil en el norte había finalizado y que Latorre había sido asesinado. Se dedicó a mediar para lograr una serie de tratados entre las provincias del norte, entre cuyas cláusulas figuraba la autonomía jujeña.
Iniciado su camino de regreso a principios del año siguiente, tuvo nuevos avisos sobre la posibilidad de que lo asesinaran. Pero tal vez tenía más miedo a pasar por cobarde que a la muerte. El 16 de febrero de 1835, una partida al mando del capitán de milicias cordobés Santos Pérez emboscó su carruaje en los breñales de un lugar solitario llamado Barranca Yaco, en el norte de la provincia de Córdoba. Quiroga se asomó por la ventana de la galera, y fue muerto de un tiro en un ojo por Santos Pérez. Su cuerpo fue luego tajeado y lanceado, y todos los demás miembros de la comitiva fueron asesinados también.
Al saberse quién había sido el asesino, el cargo sobre el asesinato de Quiroga recayó sobre los hermanos Reinafé. Éstos fueron derrocados y ajusticiados unos años más tarde junto a Santos Pérez. Los opositores a Rosas lo acusaron de estar tras el homicidio. Tal vez fue asesinado por venganza, pero también para favorecer a Estanislao López; si fue así, el plan fracasó por completo: López perdió el control de Córdoba (y Entre Ríos) y mucho de su prestigio. Todo el poder en la Argentina pasó rápidamente a Rosas.
El cadáver de Facundo Quiroga, por decisión de sus familiares, se encuentra en el cementerio porteño de La Recoleta. Allí se conservó el monumento funerario, pero su féretro fue escondido en una pared tras la caída de Rosas en 1852, para evitar venganzas sobre su cadáver de parte de los enemigos de ambos. Fue redescubierto el 9 de diciembre de 2004.

La victoria federal

El general Lamadrid, que no había podido enfrentar a Quiroga en la batalla, fue nombrado gobernador de La Rioja, mientras Villafañe se exiliaba en Chile. Lamadrid se dedicó a perseguir a los federales y fusilara decenas de ellos. También a saquear los bienes de Quiroga, entre ellos, los "tapados" de dinero (bolsas enterradas en medio del campo, en lugares conocidos sólo por el dueño), a los que accedió por medio del soborno y la tortura. Una de las personas que Lamadrid torturó fue la madre del general Facundo Quiroga, que fue obligada a barrer la plaza de La Rioja cargada de cadenas…
Eso fue demasiado: Quiroga pidió a Rosas fuerzas con que regresar a la lucha. Como el gobernador porteño (junto al santafesino Estanislao López estaban invadiendo Córdoba, sólo le pudo dar unos 450 delincuentes y vagos de la cárcel. Facundo los entrenó con cuidado, y pronto los convirtió en soldados.
A principios de 1831, Quiroga avanzó por el sur de Córdoba hacia Cuyo. En el camino se le unieron varios soldados desertados del ejército de Paz en la batalla de Fraile Muerto. Ocupó la villa de Río Cuarto después de una violenta batalla, y poco después derrotó sobre el río Quinto al coronel Juan Pascual Pringles, que fue muerto por un oficial ante quien no se quiso rendir.
Pocos días después enfrentaba en Mendoza al gobernador José Videla Castillo en la batalla de Rodeo de Chacón, del 22 de marzo de 1831. Quiroga dirigió la batalla desde el pescante de una diligencia, señalando lo que quería mostrar con una cañita: el reuma no le permitía montar. Con esta victoria consiguió el control de San Luis y Mendoza, mientras sus partidarios recuperaban San Juan y La Rioja.
Unos días más tarde, recibió la noticia de que su mejor amigo, el general Villafañe, había intentado regresar desde Chile. Pero en el camino se había cruzado con un oficial unitario que lo había asesinado. Perdió los estribos, y cometió el acto más monstruoso de su carrera: mandó fusilar a todos los prisioneros de Río Cuarto y de Rodeo de Chacón que estaban en el cuartel: en total, veintiséis muertos. Fue el único asesinato en masa que ordenó Quiroga, a pesar del mito establecido por Sarmiento, de que mataba gente cada vez que le venía en gana.
Por su parte, Paz fue capturado por las fuerzas de Estanislao López, y el mando pasó a Lamadrid. Éste se retiró a Tucumán, para hacerse fuerte en su propia provincia. Hasta allí lo fue a buscar Quiroga, que lo venció (por tercera vez) en la batalla de La Ciudadela, el 4 de noviembre de 1831. Esta batalla terminó con la Liga Unitaria.
Estando en Tucumán, envió a la esposa del general Lamadrid (refugiado en Bolivia) a su encuentro, sin molestarla y con escolta oficial; también le envió una carta, recordándole el trato que él había dado a su madre.

La batalla

En 1829, el general José María Paz invadió la provincia de Córdoba y derrocó a su gobernador, el caudillo federal Juan Bautista Bustos. Este llamó en su auxilio a Quiroga, que reunió fuerzas de las provincias que controlaba e invadió Córdoba. Esquivando al ejército de Paz, que había salido a enfrentarlo, logró tomar la capital de la provincia. Pero, para evitar sufrimientos a la población, la abandonó para enfrentar a Paz en la batalla de La Tablada, del 22 de junio. La superior capacidad de Paz para manejar su artillería decidió la batalla en su favor. Quiroga fue nuevamente derrotado y tuvo que huir a su provincia.
Al llegar a La Rioja, encontró que algunos personajes estaban festejando su derrota. Hizo fusilar a diez personas y ordenó que toda la población de la ciudad se trasladara a los Llanos con sus haciendas, y destrujera todo lo que no se podían llevar. A partir de ese momento, Quiroga fue realmente el Tigre. Hay que destacar que varios de sus enemigos, como por ejemplo Lamadrid, fueron mucho más crueles que Quiroga. El mismo Paz hizo fusilar a varios prisioneros de La Tablada y envió expediciones a "pacificar" la sierra de Córdoba, que se saldaron con centenares de gauchos federales fusilados.
A continuación invadió Córdoba por segunda vez, dividiendo sus tropas en dos columnas; una, bajo su mando directo, avanzó desde San Luis por el sur, mientras la otra, mandada por el gobernador riojano Benito Villafañe, marchaba por el norte. Paz decidió salirle al cruce a Quiroga. El gobernador porteño Juan Manuel de Rosas envió dos mediadores a tratar de evitar la batalla, pero Paz los utilizó para engañar a su enemigo: los envió a su campamento e inmediatamente avanzó hacia el ejército federal. Creyendo que todavía estaba en vigencia una tregua, Quiroga fue sorprendido y derrotado el 25 de febrero de 1830 en la batalla de Oncativo (llamada también de la Laguna Larga).
Quiroga huyó hacia Buenos Aires, mientras Paz invadía las provincias que el riojano había dominado y formaba una Liga Unitaria, generalmente llamada Liga del Interior, de la cual Paz era el jefe militar y político. Rosas lo hizo recibir como a un vencedor, pero permaneció en la casa de su socio Costa, alejado de las cuestiones militares. Para él, todo había terminado.

Facundo Quiroga - Biografia

Juan Facundo Quiroga nació en 1778, en San Antonio, departamento de Los Llanos, en la provincia de La Rioja, fallecimiento Barranca Yaco, Córdoba, Argentina, 16 de febrero de 1835. Fue un caudillo argentino de la primera mitad del siglo XIX, partidario de un gobierno federal durante las guerras intestinas en su país, posteriores a la declaración de la independencia; fue apodado El Tigre de los Llanos tanto por sus amigos como por sus enemigos. 
Hijo de José Quiroga, un hacendado sanjuanino que migró a la norteña provincia de La Rioja (Argentina), estableciendo su estancia en el sureste de La Rioja, en la zona llamada Los Llanos, y que varias veces ejerció como comandante de las milicias de la zona. Su educación fue relativamente buena, para las oportunidades que ofrecía la provincia.
Hacia 1815 viajó a Buenos Aires, donde recibió alguna formación militar por un breve período. En 1817 fue nombrado jefe de las milicias de la comarca, con el grado de capitán, y participó en las luchas por la independencia organizando milicias, persiguiendo desertores y enviando ganados al Ejército del Norte y al Ejército de los Andes. En particular, colaboró con el comandante Nicolás Dávila, segundo jefe de la columnna del Ejército de los Andes que liberaría Copiapó.
Según su enemigo – y lejano pariente – Domingo Faustino Sarmiento, Facundo Quiroga comenzó a ser famoso por dos hechos: encontrándose a campo traviesa fue perseguido por un "tigre" (yaguareté) que le obligó a tomar refugio en la copa de un algarrobo, auxiliado por unos gauchos, Quiroga mató al "tigre" y recibió el célebre apodo. La mayoría de los historiadores desdeñan el hecho, considerándolo una invención de novelista.
El otro hecho, históricamente comprobado, ocurrió el año 1819, en la ciudad de San Luis, donde permanecía prisionero por una causa menor —acaso una riña— junto a más de una veintena de altos oficiales realistas. Cuando los jefes realistas se amotinaron, Quiroga los enfrentó y mató a varios de ellos, usando como maza los mismos grillos que llevaba puestos. Aquel terrible suceso se conoció, desde ese entonces, como la Matanza de San Luis, localidad en donde fueron asesinados buena parte de la alta oficialidad realista de Chile.
Hasta entonces el poder en el territorio de la provincia de La Rioja se encontraba disputado por dos antiguas familias terratenientes, los Ocampo y los Dávila. En esa contienda, Quiroga apoyó al gobernador Francisco Ortiz de Ocampo. Cuando la provincia fue invadida por los "Auxiliares de los Andes" venidos desde la provincia de San Juan, participó en el combate de la Posta de los Colorados, en que las fuerzas riojanas fueron vencidas. Quiroga se retiró a los Llanos, mientras la capital de la provincia era ocupada por los invasores, y regresó al frente de 80 hombres, con los que derrotó al coronel Francisco Aldao el 16 de octubre de 1820, en el combate de La Rioja. A continuación desconoció la autoridad de Ocampo e hizo que la legislatura eligiera gobernador a Nicolás Dávila. Reforzó su poder militar incorporando a los "Auxiliares de los Andes" a sus fuerzas.
Sin embargo, luego de acceder al gobierno provincial, los Dávila desconfiaron de Quiroga por el prestigio que éste había obtenido entre la población. Tras eliminar en un duelo a Miguel Dávila en la batalla de El Puesto, Facundo Quiroga accedió al gobierno provincial. Si bien renunció a éste unos meses después, desde entonces se mantuvo como el caudillo indiscutido de los riojanos.